Nietzsche, filosofía a martillazos

Autor
Comunicación Institucional

Fecha

11 de octubre, 2018

Conozco mi suerte. Alguna vez irá unido a mi nombre el recuerdo de algo gigantesco, de una crisis como jamás la había habido en la Tierra, de la más profunda colisión de conciencia, de una decisión tomada, mediante un conjuro, contra todo lo que hasta ese momento se había creído, exigido, santificado. Yo no soy un hombre, soy dinamita.

Polémico, original, con una filosofía a martillazos, descalificadora de todo, centrada en el presente y en el hombre, es como se describió a Friedrich Wilhelm Nietzsche, uno de los pensadores más influyentes de la filosofía contemporánea.

La exposición a cargo del Doctor Javier Prado Galán S.J., Director General Académico de la Ibero León, formó parte del Ciclo Diálogos de Filosofía, quien introdujo aspectos relevantes de la vida y el pensamiento del alemán nacido en 1844 y fallecido en el año 1900.

Entre sus obras más importantes se encuentran: Genealogía de la moral, obra donde ataca el resentimiento; El Anticristo, escrita en su etapa cercana a la locura, obra en la que crítica al cristianismo; Así habló Zaratustra,la Gaya Ciencia, Humano demasiado humano, Ecce homo, Aurora, son otras.

Sus auto-calificativos: "soy dinamita y conozco mi suerte", denotan la claridad que tenía, su filosofía a martillazos, era descalificadora de todo el mundo;así lo describieron de inicio el doctor Prado Galán y el Mtro. Ramiro Valencia, éste último Director del Instituto de Ética, asistente a la charla.

Dios ha muerto

Uno de los grandes temas del filósofo alemán fue "el anuncio de la muerte de Dios, y anuncia el súper hombre, dijo que el hombre debía ser superado, el súper hombre es el sentido de la tierra".

El Padre Javier explicó las palabras de Nietzsche, "lo que dice es dejemos de estar pensando en la trascendencia, el súper hombre es el sentido de la tierra, Dios ha muerto y han muerto sus blasfemos, fue un fuerte crítico de la iglesia".

El pensador considerado uno de los más influyentes del siglo XIX, consideraba que "el hombre es una cuerda tendida entre la bestia y el súper hombre, una cuerda tendida sobre el abismo"; el hombre es un puente no una meta, es un tránsito, añadió el doctor.

Expuso las tres transformaciones del espíritu, en la que aparecen en realidad, cuatro personajes: el camello, el León, el dragón y el niño.

El camellocarga las culpas, el pecado, es el hombre que obedece, el hombre del deber, es el "Tu debes"; la segunda metamorfosis es el cambio a León, que quiere conquistar la libertad "es el Yo quiero", después entra el Dragón que dice yo soy todos los valores creados, entonces el León no puede crear valores nuevos, por lo que aparece el niñoque es el comienzo, es inocencia, quien sí puede crear los nuevos valores, es el Yo soy. "Entonces la triple metamorfosis es: "del Yo debo, al Yo quiero, al Yo soy".

El eterno retorno

A principios del mes de agosto de 1881, en Sils María, Suiza, Nietzsche, experimenta una iluminación capital en su pensamiento, el del eterno retorno:Todo va, todo vuelve, la rueda de la existencia gira eternamente. Todo muere, todo vuelve a florecer, las estaciones de la existencia corren eternamente. El que retorna lo hace eternamente a una misma vida, no a una vida nueva o mejor, sino a una misma e idéntica vida.

Nietzsche combate la concepción tradicional del tiempo en la que creemos todos, el tiempo lineal, de pasado, presente, futuro, explicó el Doctor en filosofía Prado Galán.

Es el pensador con la idea más contundente sobre el tiempo cíclico, que es la idea del eterno retorno, la física contemporánea le daría la razón, consideró el doctor.

"Desde el punto de vista de la psicología: ¿Quién se va a atrever a vivir el eterno retorno? Aquel que acepta que todas las cosas que ha vivido se repitan eternamente, en cada instante, con todos sus dolores, tristezas, aquel que acepta que re-fluye ese pasado a su presente y le dice sí a eso, a la vida con todo lo que ha vivido de placeres, de tristezas, no a una nueva vida, sino a una misma vida".

Sí, es una filosofía trágica, en la que no hay mañana, concluyó.