
Rendirse no es una opción cuando se trata de luchar por un mundo sin armas nucleares, señaló en la Universidad Iberoamericana León el cónsul general de Japón en León, Takero Aoyama, durante su conferencia ‘La política de Japón sobre el desarme nuclear’.
La actividad se realizó el jueves 10 de septiembre en el auditorio Francisco Xavier S.J. y fue organizada por el Departamento de Ciencias Sociales y Humanidades. El cónsul hizo un recuento sobre el final de la Segunda Guerra Mundial y cómo Japón pasó a la historia por los trágicos eventos en Hiroshima y Nagasaki que marcaron la historia moderna y evidenciaron la amenaza de las armas nucleares.
Abordó tres propuestas jurídicas, es decir, tres tratados internacionalistas, que Japón promueve como la base para el desarme nuclear: Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares (TNP), Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares (TPCE), y el Tratado que prohíbe la producción de material fisible para armas nucleares u otros dispositivos explosivos (FMCT).
Explicó por qué, a pesar de ser una “nación amante de la paz”, Japón no ha firmado el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN); mientras ningún estado poseedor de armas nucleares participe en este acuerdo, la iniciativa resulta improductiva. “Japón, como el único país que ha sufrido bombas atómicas, debe esforzarse por involucrar a los estados poseedores de armas nucleares”.
También detalló cómo el contexto de seguridad alrededor de Japón se vuelve cada vez más severo con países como China con su rápido desarrollo militar sin transparencia; Corea del Norte, sin respuesta a los llamamientos al diálogo y su producción masiva de armas nucleares tácticas; y Rusia, con el aumento de la actividad militar en el Lejano Oriente y Asia Oriental, y su cooperación estratégica con China.
Aseguró que Japón seguirá realizando esfuerzos realistas y prácticos en cooperación con los Estados poseedores y no poseedores de armas nucleares, basándose en promover la comprensión precisa de la inhumanidad de las armas nucleares y las realidades de su uso; y tener la comprensión realista del ambiente de seguridad cada vez más severo.
Japón tiene diversos programas enfocados a educar sobre el desarme nuclear y la no proliferación; por ejemplo, apoyan a las y los sobrevivientes de la bomba atómica para que compartan sus historias traduciendo sus testimonios a otros idiomas. Asimismo, apoyan la realización de exhibiciones en torno a las bombas atómicas en el extranjero en cooperación con las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, la ONU y otras organizaciones.
La información compartida por el cónsul representó una oportunidad para las y los estudiantes para aprender directamente de una nación que ha hecho de la paz su más alta prioridad. “El gobierno japonés seguirá realizando esfuerzos realistas y prácticos para hacer realidad un mundo sin armas nucleares. Nosotros nunca nos rendimos, rendirse no es una opción”.